Paradógicamente bueno (Capítulo 3)

La gente se quedaba mirándolo como si de una especie de cámara oculta se tratase. El viejo iba totalmente escarranchado, dando la impresión de no haber podido controlar los esfínteres y llevar una enorme plasta recolgando en los calzones de hacía 30 años. El brazo no podía estar más recto. Y de esta guisa se presentó en la comisaría. Muy diligente se dispuso a comentar que dicha mochila la había "encontrado" en la estación y que ahora, como buen ciudadano, dejaba la responsabilidad a las autoridades para que ellos hiciesen lo que estuviese en sus manos. La agente, con el terso bien recto sin mostrar ni la más mínima empatía por el acto bondadoso del señor, abrió de golpe la mochila negra para ver qué había en su interior. Plam! un enorme golpetazo de terror instantáneo sacudió al pobre anciano, que quedó paralizado, blanco, sin poder articular palabra...allí no pasó nada, seguía vivo (eso parecía), ninguna explosión, nada de sangre, nada de restos calcinados...su miedo fue convirtiéndose en curiosidad (esa que llevo a hacerse con el preciado tesoro que ahora había entregado) a medida que veía cómo las órbitas oculares de la señorita policía se iban haciendo má grandes. "¡Virgen Santísima!" El viejo no podía más y se avalanzó contra el mostrador, se precipitó a ver el maldito contenido...Jo-der...."¡¿pero cuánta pasta hay aquí?!"....la cara del señor fue realmente anecdótica, una medio sonrisa patética con sudor frío. "De verdad, señor, es el gesto más humilde que nadie ha hecho desde que llevo aquí, enhorabuena" "Sí,.......bueno, je......es que........no era mio (snif snif) y.....supongo, sí, supongo que era.....mejor........entregaaarlo (snif snif)".

El anciano salió de casa, como todas las mañanas, se dirigió a la estación. En la entrada cogió el periódico gratuito, lo extendió ante su cara mientras iba pesadamente caminando. "Entrega en comisaría 500.000 euros que se había encontrado", rezaba uno de los titulares. Se sentó en el banco. La gente pasaba sin notar la presencia del menudo cuerpo del anciano. Suspiró, dejó el periódico doblado a su lado y se puso a ver la vida pasar.

2 comentarios:

Verònica dijo...

wow! yo ya lo habia dicho...!! habia que abrirla antes!!! pero al fin y al cabo, dinero, un montòn, pero ni màs ni menos... y la vida seguirà para este viejo tambièn... cabe citar a Sabina "y la vida siguiò como siguen las cosas que no tienen mucho sentido" me encanta esa canciòn.. quizàs este viejo ya habia vivido lo suficiente, el dinero poco y nada iba a cambiarlo, fue honesto asi, como sin querer... besoT, espero màs historias, Vero.

Antonio dijo...

Los actos desinteresados se hacen si el objeto del acto no es del interés del sujeto (joer, me acabo de salir!! ja!). Me recuerda a un hombre que se encontró 10 millones de pesetas en billetes de 10 mil pesetas (ya bien entrado el euro ) y sin más lo llevó a la policía...No sé hasta qué punto ese acto fue desinteresado...lo mismo pudo pensar que alguien podría estar viéndole (al que le perteneciera el saco) y si se lo quedaba iba a ser peor...mmmmmm....Difícil hacer lo correcto si al hacerlo te privas de un beneficio...