Entre Tetro, Hosseini y Bebe, mi vida

Esto va a ser largo. Por lo menos más largo de lo normal. Por eso te pido, querido lector, que si no tienes el tiempo suficiente, no lo leas. Nada de lectura rápida para corresponder o algo por el estilo. Si lo lees, leélo plenamente.


Un nuevo paquete de vida ha llegado con la mensajería rápida. Por eso tengo un montón de cajas almacenadas con minutos guardados en ellas, algo desordenados y que quiero comentar aquí. No sé si para compartir o para organizarme un poco. El curso terminó. Madrid terminó, temporalmente como es lógico. Ya la echo de menos. En estos momentos de cambios, nos volvemos más sensible, nos cuestionamos más cosas, nos cuestionamos más a nosotros mismos. Comienzo a pensar en mi búsqueda de la persona que me haga completarme, en preguntarme ese dónde estará. Recuerdo de este modo la pintada que aparece en la película Tetro, justo al principio de la cinta: "No sueltes la soga que me ata a tu alma"...estoy unido a ti, lo sé, hay niebla y no consigo verte, por eso no puedes soltarla. Esa soga me une a tu alma, y tengo que tirar de ella hasta llegar a ti...La película es una especie de museo fotográfico, cada fotograma es una maravilla verlo. De hecho, absorbe tanto el trabajo de Coppola en su componente estético, que incluso la historia en sí parece pasar a un segundo plano.

Ayer cogí el bus de vuelta. Me acompañaba en el viaje uno de esos libros que enamoran. Desde "La elegancia del erizo" no encontraba un libro que me marcase tanto como el de "Cometas en el cielo", de Khaled Hosseini. Ya tenía ganas de leerlo. Pues como dije, éste fue mi gran compañero de viaje (así como la película "El tren de la vida" que nos pusieron). Leyendo, no pude evitar acordarme de mi abuela...:

"[...] En este momento me doy cuenta de que Baba estaba equivocado, de que Dios existe, de que siempre ha existido. Lo veo aquí, en los ojos de la gente de este pasillo de desesperación. Ésta es la verdadera casa de Dios, aquí es donde los que han perdido a Dios vuelven a encontrarlo, no en la masjid blanca, con sus resplandecientes luces en forma de diamantes y sus elevados minaretes [...]"

Recuerdo entrar en la capilla..seguir sin creer en Dios, pero suplicando que existiese. En el fondo de mi agnóstico corazón, quería que existiese, y que me escuchase, y que le diese más fuerza, más vida. Seguiré creyendo en mi propia concepción de Dios. No uno omnipresente ni Todopoderoso. Cuando experimento unos sentimientos tan fuertes, haya sido fruto de la propia evolución, o el arquetipo de Dios...siento que el universo está en mí. Que formo parte del Universo, y que Ése es mi Dios.

Cómo veis ando espiritual. Ahora siento que está, de alguna manera, más presente en mí ese carácter espiritual.

Mi querida paisana Bebe ha sacado su segundo disco. Mucho más personal, con el que me siento inevitablemente identificado. Perdido, buscándome, necesito irme, desconectar, reencontrarme de alguna manera, ni siquiera sé cómo. Una Bebe más pasional, en todos los sentidos, con ideas muy claras dentro de la nube borrosa de ideas que pululan por el cerebro. Vivir saboreando el amor, buscándose uno mismo continuamente, saber que a veces estamos arriba y otras muchas abajo. Que incluso el estar abajo y arriba pueden llegar a ser lo mismo. Que estar perdido no significa estar triste...Mírame, ¿parece que tengo secretos?...Todos tenemos secretos. Y sin querer prolongar el pesado texto que acabo de escribir, termino del mismo modo que Bebe puso nombre a su disco: Y punto.