Volviendo a mí

Los días pasan como si fuesen granos de arena que se van deslizando hacia la otra mitad del reloj. Se han ido pasando de forma silenciosa y poco a poco notaba que mis articulaciones, mis engranajes "emocionales" se iban atascando. No había inspiración, no había esa pequeña chispa. Lo notaba, no le daba importancia. Siempre hay otras cosas "más importantes" que hacer. Esas cosas "más importantes" acaban por hacerte olvidarte de ti mismo, de tu valor (entendido como cuantía emocional). Te olvidas de ser creativo. La creatividad puede ser una bomba para muchos. Entonces volví a escuchar a ZAZ. Se despertó de nuevo algo que no estuvo apagado, simplemente oculto. Y me dije para mí, para cerciorarme de que me estaba escuchando y que me iba a hacer caso: "no hay nada más importante como ser feliz, como ser TÚ, sólo tú, sin que lo demás te hagan ser ciego de ti mismo, sin que los muros que nos ponen nos impidan ver lo que queremos ver".

Yo te quiero, eso sé que está en mí. Como el deseo de acariciar tu piel continuamente. Como los rayos de vida que nos regala el Sol. Como el paisaje que se nos ofrece y que nos olvidamos en mirar. Como el crecimiento personal de los niños. Como el sabor secreto de un buen plato. Como la esencia invisible del gozo de una buena película o una buena música o buen libro. Todo está en mí. Y lo necesito, como te necesito a ti.

No me voy a enrollar más, mis píldoras para seguir adelante deben ser en pequeñas dosis. Os dejo para terminar una estrofa de la canción que quito el velo que tapaba la llama que todos tenemos dentro. Tras el video, el estribillo que se queda grabado en el corazón.




Je Veux d'l'amour, d'la joie, de la bonne humeur, ce n'est pas votre argent qui f'ra mon bonheur, moi j'veux crever la main sur le coeur
Allons ensemble, découvrir ma liberté, oubliez donc tous vos clichés, bienvenue dans ma réalité.

Pau, Costan y Carla

Pau es el mejor amigo de Costan. Deshilan las horas de la tarde vagabundeando por las calles o bien jugando sus "pachangas". Esto último es lo que con más frecuencia hacen. Los estudios no les toman tiempo, en parte porque "no quieren", en parte porque "no es para tanto". Así que echar unas canastas se ha ido transformando de una afición a una oblicación. Por supuesto, una obligación que nada tiene que ver con la de los adultos,...al menos los adultos más adultos que ellos. Las partidas no son eternas, ni mucho menos, de hecho, llegan a ser agotadoras, como para que durasen más de hora y media. El frenesí adolescente les hace luchar cada pelota como si de la última jugada crucial de un partido importante se tratase. La diferencia es que aquí ni siquiera tienen espectadores, salvando los cuatro mirlos que se ven a lo lejos. Sólo son ellos dos y la canasta, y, por supuesto, la pelota. Costan vive cerca de donde juegan. La primavera empieza a golpear con un sol fuerte y esta vez no se han traído la botella de agua. Suben a casa de Costan para saciar la sed. Éste vive con su madre y su hermana en un piso alquilado de renta baja. Pau siempre se tensa cuando ve a la hermana. Es algo mayor, eso le impone, aunque intuye que le impone más otros aspectos de la hermana. Según van subiendo las escaleras y pavoneándose sobre las últimas jugadas, Pau tiene su atención dividida entre la conversación con Costan y el deseo de ver a Carla, la hermana. Constan abre la puerta con un "Buenas" bien alto. "Pasa", le dice a Pau y juntos se adentran por el estrecho pasillo hasta la iluminada cocina, que queda enfocada por los rayos del atardecer. Costan llena dos vasos con agua. Al ir a cerrar, Carla hace su acto de presencia. "No la cierres, yo también quiero. Hola Pau, ¿qué tal?". "Bien, aquí..., ¿y tú?". Ella le habla, le cuenta cómo estaba reorganizando el cuarto, lo asfixiada que va ya,...él la escucha sí, pero su cuerpo reacciona a otros estímulos. Está tenso, lo nota...o nervioso, no sabe. Intenta no mirar lo que lleva puesto...aunque en realidad le gustaría saber cómo es sin llevar lo puesto. Los tres, como una orquesta bien preparada, levantan al unísono sus respectivos vasos. Los hermanos pierden la mirada en un punto infinito, pero Pau la centra en ella. Mientras bebe, ve caer el mechón de su pelo. Ve posar los rosados labios sobre el cristal del vaso. Ve correr el agua hacia su boca. Desliza su mirada hasta su cuello, por cuyo interior debe estar pasando el agua. Ve una piel sudada, pero fina y limpia. Su pecho sube al mismo ritmo que va saciando su sed. Esa piel le turba, le angustia, le hace falta. Le gustaría gritarle "¿No te das cuenta que nadie puede amarte como lo hago yo?, ¿que nadie te desea y te necesita como te deseo y te necesito yo? Yo estaría contigo para siempre si me regalases tus sonrisas"...pero sólo traga. Se percata, que ha bebido más lento, que Carla y Costan justo terminan y él va por poco más de la mitad. Deja de mirarla. "Ahhhh, ¡qué rica sabe el agua cuando tienes sed!, ¿verdad, chicos? Bueno os dejo que tengo que seguir". Y se va. Y ahora Pau se fija en su ropa con más detalle, en su top blanco y en sus pantalones cortos rosas...cortos, qué cortos...qué piernas más largas...qué cuerpo tan lindo" ¡Tío, joder, córtate un poco, deja de mirarle el culo, que es mi hermana!",le despierta Costan.

Año Nuevo, Vida Nueva, Los Mismos Propósitos de siempre

Y decidido me siento frente a la pantalla del portátil. De hecho, ya he conseguido volver a un diseño antiguo del blog, para poder ver las actualizaciones de otros blogs. He pasado una tarde reconstruyendo pasos dejados atrás.
Comienza un año nuevo y mis propósitos siguen siendo los mismos, aunque con ligeros matices en función de la hora del día.
El día 31 de diciembre del año pasado (o sea, ayer), bajamos a la playa y lancé un mensaje en una botella (metafóricamente) para que le llegara a Poseidón, a la costa de Brasil o al Fin del Mundo...da igual, lo importante es que sea contestado. No me importa quién venga anotado en el remite de la respuesta a mi petición, simplemente quiero que llegue. Todos tenemos propósitos de Año Nuevo, no todos los llegamos a cumplir...de hecho, yo diría que pocos los cumplen, pero están ahí y nos hacen agarrar el nuevo año con la esperanza que nos impulsa hacia él. Es bonito tener ese subidón, aunque sólo sea por motivo de una fecha en concreto del calendario.
Este año creo que la mayoría de los propósitos son el de "mejorar" (en un aspecto u otro, pero mejorar al fin y al cabo). Curiosamente, y al contrario de lo que siempre he venido leyendo desde que existen las redes sociales y yo me impliqué en ellas, hay más gente que deseaba que acabase este año y que lleguese el actual que los que añoraban por repetir la bonanza del anterior...no tanto por recibir al nuevo invitado cronológico, sino más bien por olvidar al que nos ha acompañado los últimos 365 días anteriores.
En mi caso personal, si miro hacia atrás...veo mucha oscuridad. Veo un año de estos que resultan densos, pastosos, pegajosos e interminables...pero también veo muchos destellos de luz. Destellos que sobresalen con majestuosa luminosidad por encima del oscurantismo reinante. Esos destellos han sido los peldaños que sin duda me han ayudado a subir sin demasiado sofoco la empinada cuesta del 2011.
En frente tenemos un 2012 desafiante, incierto y con cuestas iguales o peores que las pasadas...pero creo que me enfretaré a ellas con el mayor estoicismo posible. Y aunque esto sea el imposible de las Termópilas y yo no tenga la fortaleza ni la musculatura espartana, viraré hacia el lado más rojo de nuestra historia y gritaré un "No pasarán"...aunque luego pasen. Sin duda, lucharé, no sé si ganaré, pero (como se está poniendo de moda últimamente) resistiré.
Mi agenda está conmigo. Dice que me ayudará, que será mi linterna para ir enfocando poco a poco el camino. Y yo, tal vez iluso, le creo.
Por otros derroteros, he de decir que como siempre, no he sido muy dado a felicitar las fiestas o el año nuevo a la gente que me importa....por qué seré así...no lo sé, yo siempre espero y confío que ellos sepan que me acuerdo de ellos a pesar de mi dejadez en mantener la cohesión social. No soy amigo de las felicitaciones, de los "FELIZ AÑO NUEVO" con sus cohetes pintados o sus árboles de navidad...¡Perdonadme!
En fin, que este año, señoras y señores, os "llene de orgullo y satisfacción", que llevéis la felicidad por bandera y "que la fuerza (o suerte, como prefiráis) os acompañe".

Buenos días mañaneros, buenas tardes senescentes, buenas noches insomnes.