Labios

Te veo y no puedo dejar de centrar mi mirada en tus jugosos labios. Quiero besarte, no puedo evitarlo, quiero sentir la suave calidez de los carnosos labios que me han robado toda la atención. Te miro y te miro y no puedo apartar la vista. Te deseo, pero no puedo tocarte. Tu sigues ahí, trabajando, atendiendo a la gente en tu precioso bar, donde se respira un ambiente que tú misma impusiste a fuerza de tesón y amor. Yo no veo nada más que tu boca. A veces me deslizo por tu frágil cuello, igual de sensual, el mismo camino hacia mi perdición. Quisiera ser quien te desvista, quien te quite las pinzas del pelo y deje caer cual cascada tu melena rizada, símbolo de una sensualidad que brota por cada poro de tu dulce piel. Sólo quiero que me atiendas a mí, que todo el bar sea nuestra habitación. Que tu cuerpo se bañe por el rojo de las lámparas de piel, q tu cara muestre la mitad de su rostro, y juegue con las sombras mostrando unos labios exultantes, prominentes, tan...sabrosos. Me quema la piel. Me muero por sentirte. Cierro los ojos y respiro. Eres ese tesoro al que nunca podré llegar, eres el tiempo parado en tu sonrisa, eres el paso de una brisa refrescante...Me quedo aquí, silencioso, avergonzado de lo que siento, enmudecido por la diosa. Pero me hace feliz saber sólo que existes, que cuando quiera podré besarte en mis sueños, que siempre serás mi anhelo.