Destroy Evilness Embrace Happiness

Nacemos puros, limpios, desnudos ante la sociedad que en un primer momento ya nos golpea para que nos demos cuenta de que ya no estamos en el entorno cálido, silencioso y confortable del útero materno, sino en un mundo que puede llegar a ser hostil. Esa palmadita que nos hace llorar no es más que una llamada de atención, un "despierta".
Durante mucho tiempo, me convencía de que la gente es buena por naturaleza. Aún hoy, a pesar de todo, sigo creyéndelo. Son muchos los factores que acaban modelando nuestro ser, aunque me oponga a gran parte de mis compañeros y me niege a aceptar la rotundidad de la genética. Es el contexto el que modifica. Si bien es verdad, aún así podemos elegir. Pero que elijamos una cosa u otra, ¿es en función de la genética o de lo que hemos aprendido en nuestro desarrollo? Muy claro se dejó en El Señor de las Moscas, que los jóvenes por sí solos tienden a ser agresivos e impera la ley del más fuerte; pero también es cierto que no hay nada como un niño pequeño para constatar lo empáticos que son cuando ven a un semejante llorar, por ejemplo.

En base a mi creencia he defendido en miles de ocasiones en que hay q ue comprender el por qué de las cosas. Sin embargo, aquella persona que actúe de mala voluntad, aunque en el fondo sea buena persona, por cualquier motivo que se tenga, habrá actuado de mala voluntad y eso no se puede aceptar. No podemos aceptar que la gente sea mala, sin más, porque tengan sus motivos.

Tampoco necesitamos encerrarlos de por vida, porque siguen siendo humanos a pesar de todo. Algo falla, queremos perdonar pero no podemos, podemos perdonar pero no queremos.

La duda podrá existir eternamente, las sociedades girarán hacia una doctrina de castigo o una doctrina de reinserción, pero seguramente ambas fallen. Porque en esta sociedad queremos conseguir cosas, rápido, invertir y ganar ya..."Vísteme despacio que tengo prisa" Para construir una sociedad todos sus integrantes deben ser partícipes. No estaría de más reconsiderar qué valores estamos enseñando (capitalismo, competencia, revanchas, patriotismos, sexismo...). Una máxima debería gobernar el mundo, hasta tal punto que la primera parte de la setencia que resumiría la idea llegase a desaparecer entre la mente humana:
"Destroy Evilness Embrace happiness"