Absenta


Curiosa bebida de color naturaleza y posterior aspecto lechoso, pasando de una "fée verte" a una esencia "louchée". A momentos creo que según entra en mí, va depurando cualquier rastro de vida. Y cuando llega a su destino, un boom, que se reparte exponencialmente y que acaba impregnando a todo lo que me rodea. De una de las salpicaduras surge un pequeño conejo que me mira con incredulidad; va brotando del suelo y se va brincando hacia el rincón ensombrecido del bar. En las sombras, una pequeña luz surge del hocico de la criatura, que la mueve con energía. Una luz que se vuelve poco a poco cegadora y, con otra explosión, ésta más parecida a la de los fuegos artificiales, todo se ilumina en mil colores y una divina mujer llega de los cielos, revoloteando a mi alrededor. Beso explosivo el que me brinda, que me dispara directamente contra la pared de la calle. Postrado en ella, de mis pies brotan unos adoquines rojizos que me empiezan a marcar un camino. Evito negarme a la sugerencia, por lo que pueda pasar. Por el camino me encuentro con dos elefantes que me preguntan por la hora, "lo siento, no soy católico" le respondo. Alzan las trompas y su van por su camino. El camino de adoquines sanguinolentos se ha terminado y del suelo va efervesciendo una cama (que yo dataría de los años 50 del siglo XIX) y me va recogiendo con suavidad. ¡A volar por los cielos repletos de estrellas! Las sábanas me tapan y me dicen algo como "duerme, bonito". ¡Mmmmmmm, qué sueñito!