Desgranando secciones cerebrales (3ª parte)


Me gusta caminar a solas por la noche. Claro está, es algo que puedo hacer ahora, ya veremos cuando esté en Madrid. Un silencio maravilloso. Nadie por las calles, ni un ruido. Caminar por la noche me regala todo lo necesario para poder pensar sin interferencias. Casi nunca llego a ninguna conclusión, porque suelo quedarme embobado en la belleza nocturna.

De entre el baúl que tengo por cabeza, encontré un miedo y un deseo, que se unen siendo el mismo: ese beso que pare el tiempo. J'ai peur. Todo lo que me ha pasado, a lo largo de mi vida, todo quedó ya en pasado. Siento que de vez en cuando es necesario un formateo. Quiero darle al reset, poner el contador a cero, desde la Puerta del Sol, desde el Km 0. Donde todo lo que haya antes no deba preocuparme, tan sólo lo que ocurra a partir de entonces.

El blog es ahora mi gran aliado, mi gran adicción. Aquí escupo lo que pienso, lo que siento, lo que supuestamente he llegado a sentir, lo que sentiré, lo que me imagino, lo que me da la real gana, lo que he visto...Pero no soy sincero; casi nunca me expongo en realidad, aunque parezca lo contrario. Tengo un gran miedo: la soledad, en todos su sentido. Me gusta estar solo y, desde luego en mi situación actual, lo valoro como si de oro se tratase; pero el sentimiento de soledad...duele tan tan tan profundo, que le tengo verdadero pánico. Y hasta aquí puedo leer, porque más no quiero desnudarme. Descansen señores, y no lloren por el final del domingo, porque surge una semana nueva en cuyas postrimerías nacerá un nuevo fin de semana.