Tentación

He venido yo solo al bar de mi camarera de labios exultantes. Me he sentado en una de las mesas altas del centro. Justo entonces entra ella, con él. Desde el primer momento en que la puerta comenzó a abrirse, mis ojos se clavaron en los suyos. Los de ella se clavaron en los mios. Rie, en la barra, con su pareja, pero su mirada se dirige a mí. Debería dejar de mirarla, pero mi razón no concuerda con mi deseo. Su mirada se vuelve cada vez más felina. Cuida al detalle sus gestos. Desde mi pequeña mesa en el centro, veo que su continuo jugueteo con el pelo me lo lanza a mí, y no a él. Me siento tenso. Me gusta. Me asusta.


Ha empezado a morder la pajita del mojito que mi camarera le sirvió. En un momento, se ha mordido un poco el labio, como queriendo esconder un deseo incontrolable, ardiente, que va creciendo en ella. Se le ve cada vez más alejada de la conversación y más preocupada por responder a mis ojos.


Ahora parece calmada. Me ha dedicado una sonrisa, algo más que picarona. "Voy al servicio", rescato de entre sus labios. Él se apoya, inocente, en la barra y continúa bebiendo su refrescante mojito. Dios, joder, se está acercando...pasa cerca, muy cerca,...se detiene justo a mi lado, algo adelantada. Me acaricia la mano. Me quedo helado en movimiento, ardiente en pasión. "Te espero", me susurra y se va como el humo....Miro fíjamente la puerta del servicio de chicas...y ahora, ¿qué hago?