De vuelta a casa

Cojo el móvil. Mi música. Selecciono Vetusta...hace tiempo que no lo escucho. Play. Suena "Valiente". Guardo el móvil y comienzo a andar. Madrid da sus primeros bostezos para irse a la cama y yo me fundo con la música por las calles solitarias, iluminadas con farolas que parecen ahogarse en su intento de dar luz. Caminando pienso en que tengo que escribir cuando llegue a casa. Intento ordenar todo lo que tengo que decir, pero que puede que no quiera decir...Comienzo a dejarme llevar por el son, a cantar sin dejar salir la voz. Llego a la parada de metro, a la boca del infierno. Vacío. Dos guardas conversando. Entro en el vagón. Se lo piensa mucho antes de ponerse en marcha. Mientras, miro entre los anaranjados barrotes que enmarcan los asientos y hago un encuadre visual con ellos, fotografio alguien en el fondo que me mira desconcertado. ¿Cómo puede ser una fotografía perfecta cuando para ello debería recoger todo lo que se escapa a su marco? Y sin embargo, hay fotografías perfectas...
Salgo. Cada peldaño me muestra un poco más el cielo oscuro de Madrid, no hay estrellas. Es la música mi única acompañante. Pasan por delante de mí las prostitutas, raperos, una pareja adolescente, un hombre sacando a su perro que mira descaradamente las posaderas de la prostituta...y coincide todo con el "Sálvese quien pueda" de Vetusta Morla. Fotografio mentalmente mis pies paseando entre las marcas de un ceda cercano a mi casa. Y me pregunto cuando todo está cercano a su fin...¿Cómo puedo hacer para decirte lo que tengo que decirte?