Sábanas colgadas en los balcones


Se abre la escena, aparece una cama de sábanas blancas vista desde arriba. Justo en el centro, dos cuerpos desnudos, el tuyo y el mio. Mi cabeza descansa en tu sinuoso pecho. Tú me acaricias el pelo, jugando con los rizos rebeldes. Mi brazo rodea tu cadera y nuestras piernas se entremezclan en enmarañada confianza poética. Las sábanas están revueltas y se precipitan en cascada al pie de la cama. Domina el silencio que nos regala la certeza de nuestra complicidad. Mi mente, apoltronada, sólo ve figuras borrosas y una piel a ojo de lupa, un ombligo algo más allá que absorbe todo mi deseo. Pienso en todo lo que te quiero decir. Resulta que no puedo decirte nada. Cada palabra que salga por mi boca puede ser el punto que rompa la terrible perfección del momento. Hasta un "te amo" sobraría, ya desgastado, en nuestra blanca habitación. Es el silencio y las caricias la mejor manera que tenemos de hablarnos. Mientras comienzo el viaje por el interior de tus eternos muslos, me dejo caer en la somnolencia de tu jugueteo con mi pelo. Miro hacia arriba, me sonries, nos besamos, me sujetas la cara, nos perdemos en el río de las sábanas y caemos por la cascada...

2 comentarios:

Isra dijo...

uffffff guau! q descripción tan precisa de esa sensación sobre momentos perfectos
todo sobra, q razón llevas

Verònica dijo...

la cascada de las sàbanas al pie de la cama.. una imàgen mmuuuy linda y una manera perfecta de describir ese amontonamiento de trapos... Es cierto, còmo sobran a veces las palabras.. y cuànto mejor nos comunicamos de otras maneras!!! mucho mas dulces!! otro beso, me està gustando mucho tu blog!!! Vero.