Contigo misma


Huellas que se van quedando impresas en la arena y que el mar limpia con pronta soltura. Una playa desierta...la mejor medicina. El liso piso de la playa se rompe en perfecta armonía con las rocas que saltan al cielo, que custiodian estas tierras. Rocas antiguas, que vieron el horizonte mucho antes de que existieran los barcos. Te refugias junto a ellas. Extiendes la toalla. Te tumbas. Respiras. Silencio...es temprano, hace un poco de frio. No necesitas bañarte, simplemente necesitas estar. Y te acaricias la nuca. Juegas con los rizos que acaban en tu cuello. Cierras los ojos. Juegas a mecer los dedos sobre tu pecho, del cuello al hombro, del hombro al cuello...lento, muy lento. Recuerdas que antes te decían lo sabrosos que eran tus labios. Compruebas que sigan teniendo la misma textura, que no cambiaron a pesar de todo. Te haces cosquillas ínfimas, diminutas, portadoras de tu despertar. Rozas, con vergüenza, tus pezones al descubierto. Tu mano izquierda se ha instalado ahí, y no quiere regresar a la soledad de un brazo apartado del resto del cuerpo. La mano derecha es mucho más inquieta, y quiere explorar, conocer nuevos mundos. "Puerto de navegantes, exploradores...yo no seré menos", se dice. Te entretienes en tu camino y recoges el tesoro que tu ombligo esconde, maravilloso vientre...suave, caricias, más caricias, siempre caricias,...ni sabes los minutos que llevas así. El cosquilleo...te invade. te encuentras con dos protuberancias, firmes, huesudas, "maravillosas" te decían...tus caderas, donde sin saber por qué, te sientes mujer. Tus piernas están flexionadas, dibujando un puente con la arena. Tus manos, las dos, comienzan a "degustar" el terciopelo de tus nalgas, que suben hacia el límite con los gemelos, para luego bajar. Y sigues en esa balanza...subes y vuelves a bajar. Tus manos cambian de dirección, pero no de sentido...y rotas en la pierna,...y ahora tus rodillas que destacan sobre el azul del cielo son el punto final y de partida. Y subes, suuuuuave...y bajas suuuuuave. Y tu cuerpo se estremece, y tus piernas se ablanda y tu cuerpo se hace más tuyo.

4 comentarios:

LatitadeAlmendras dijo...

que gustazo!

Antonio dijo...

tronco......qué salido estás colega! jaja

Verònica dijo...

què placer! una lectura sin desperdicio Josito, buena, muuuuuy buena!!! quien no quisiera ser mujer en este caso!...


besotes,

Vero.

Dr. Flasche dijo...

Muchacho, está usted muy inspirado...