Son de nadie

"Sigo buscando mis razones para no dejar de sentir ni de amar"... Cómo puedo usar la razón para obligarme a vivir. Sería mucho más sencillo conseguir sentirme interesado por mi trabajo, aunque no me gustase, o despertar en mí el gusto por el arte y la corriente placentera de las cosas sublimes que el hombre creó. Igualmente podría infundirme el deber de aprehender a convivir y a sociabilizarme, a explotar mis habilidades culinarias o a escribir un libro. Podría encontrar mil razones para cada una de esas posibilidades, ¿pero cómo para no dejar de sentir ni de amar?...

Y un viento (frio) polar se instaló, soltó su equipaje y decidió plantarse donde había arribado. La tierra helada que era su cuerpo, el permafrost de su corazón, era ya un suelo inerte, donde los árboles que podían crecer eran no sólo escasos, sino igualmente frios e improductivos, acostumbrados a condiciones adversas...no hay posibilidades de colonizar un territorio tan áspero como aquel paraje, territorio comanche en sentimientos. Aislado, alejado en el polo, que no es Norte ni Sur, ni mucho menos Este u Oeste. Sin brújula, sin coordenadas, una densa nube e nieve cubre el paisaje.


PD: Maloles, diste en el clavo directo...

3 comentarios:

Antonio dijo...

Tronco, que en la vida hay cosas más importantes joder......Cumple tu misión....No te obceques....quiero que sepas que te comprendo, en lo más profundo de mi ser sé como te sientes, pero Josito, deja que la vida siga su curso, al final triunfará. Sabes quien eres, tienes una inmensa personalidad( por no decir lo que ya sabes que pienso de ti) sabes que mereces lo que te mereces, y la vida te lo dará, no seas impaciente. Dale tiempo al tiempo.

Verònica dijo...

tiempo al tiempo? encima hay que darle mas de lo que tiene?? si, a veces parece que si, y aseguro que no està mal hacerlo. Ciertas cosas tiene que pasar o tienen que pasar.
"el permafrost de su corazòn".
Me encantò.otro besooo!!!
Vero.

_ dijo...

Josito, ese corazón del que hablas creo que no tiene permafrost. Es un corazón de inducción. Si intentas sentir el calor tocándolo directamente con las manos, no conseguirás nada. En cambio, si alguien se molesta por averiguar cómo funciona y le acerca el material adecuado, sentirá todo el calor que puede llegar a desprender.