Hate (homenaje a la semana del odio)

Sigue obligando, imponiendo su criterio, pensando que si más grita, más razón tendrá. No vuelvas a agarrarme el brazo. Mientras su jodida y huesuda mano está alrededor de mi brazo, "indicando" que es él el que manda y a quien tengo que rendir pleitesía, mi puño se cierra tanto, tanto, que las uñas comienzan a clavarse muy hondo en mi piel. Mi mandíbula rechina, por la tensión, cada vez más acumulada, que noto sobre todo cómo se prolonga en mi brazo, cómo si estuviese dejando de ser parte de mí. Comienza a temblar, no por nervios, sino porque ya no puede albegar más odio. Tiene que explotar. A pesar de escucharse como ruido de fondo su odioso sonsoneque del "ordenoymando", se sigue metiendo directo como un sonido más que estridente en lo más profundo de mi alma. No me relajo, a pesar de inspirar hondo. Cállate, cierra tu jodida boca ya y sobre todo, suéltame ... suél-ta-me ... como quien enciende una cerilla, su última "grandiosa" sentencia sirve de chispa. En su interior ve con toda claridad, a cámara lenta, el nacimiento del fuego de la cabeza de la cerilla. Mi brazo actúa a voluntad propia, arranco mi extremidad de entre su asquerosa mano, mientras mi otro brazo se posiciona con el puño tan cerrado que a penas se detallan los dedos. Él pierde su postura erguida por lo inesperado del rápido movimiento. Su cara: el objetivo directo de la fuerza acumulada. Cae en seco, y se queda tirado sin moverse. Yo respiro entrecortado..."¡Que no me toques, gilipollas!"

1 comentario:

BLIS dijo...

cuando creia que ya terminaba la semana del odio descubro que habia más influencia de la que conocía