Ascensión directa al Infierno

En los albores de las dudas morales, me debato entro lo correcto y lo incorrecto, lo bueno y lo malo. Tras agotadoras horas de mucho pensar, de reafirmarme y rebatirme, llego a la conclusión de que jamás llegaré a ninguna conclusión. Busco respuestas y sólo encuentro preguntas. Y es cuando mi cerebro se colapsa de contradicciones, cuando simplemente decido ser. Comienzo así, a la hora del atardecer ya, a hacer aquello que deseo, tanto en lo bueno como en lo malo, y olvidarme de las cadenas morales que conductualmente se han impuesto a lo largo de mi vida. Libre de cadenas, puedo mirarme al espejo y decir "éste soy yo", la parte iluminada y la oscura fusionada en un único ser.
Encontrándonos ya en el anochecer, tras descubrir quién soy, asumo mi deseo de adentrarme en los infiernos a través de las puertas que Rodin, y ver qué hay detrás de esas flagrantes llamaradas de duración eterna. A medida que las pesadas puertas se van abriendo lentamente ante mí, mostrándome los secretos que durante tantos siglos se han encontrado ocultos, mi cara se va iluminando. Una tensión empieza a nacer en el fondo de algo que considero está siendo más persona que nunca, mi ser, mi sino. Un deseo prohibido me regala el tic tac de mi corazón, el bombeo de una sangre caliente y rojiza. Nado ahora en un mar de fuego, y me encanta. Buceo en las profundidades de las sensaciones más troposféricas, que curiosamente, abren un camino hacia el cielo. Es entonces cuando descubro que cielo e infierno están separados por una fina capa, y que aunque no veamos que se encuentra ahí, lo oscuro te lleva a la luz y la luz te lleva a lo oscuro.

Ven a mí, ven junto a mí. Acompáñame en el camino que nos invita a una interesante cena de fin incierto, con el siempre buen anfitrión Hades. Paradójicamente, en el tenebrismo de esta noche es cuando veo con mayor claridad; cuando mi pequeño diablo me dice "yo también estoy aquí, y yo también soy tú". Ahora eres libre como yo. Bailemos una danza de fuego que nos lleve en una ascensión directa a los infiernos más divinos.

3 comentarios:

_ dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
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Buen post. Le sumo una reflexión ajena:

"Todo lo que nos gusta
nos va a matar mañana,
pero es mejor reinar en el infierno
que servir en el cielo".

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