Madrid


Y por fin llegó. Es el momento de coger la maleta y recomenzar una vida dejada en pausa. Subo a la Comunidad de Madrid. No sé qué pueblos me tocará, no sé cómo irá todo, no sé cuándo podré volver a escribir en el blog (es lo malo de no tener un portátil...), lo que sí sé es que la rueda comienza a moverse y la espera acabó, junto con muchas otras cosas que no merecen la pena mencionar aquí. Estoy nervioso, pero contentíiiiiiiisimo. Es la experiencia de quien tiene que volver a enfretanrse con lo desconocido, con lo nuevo. Un hilo de electricidad recorre el cuerpo y da vida, aunque parezca lo contrario. Siento como el renacimiento que todos necesitamos de vez en cuando. Abre las puertas Madrid, no sé cómo se portará, no sé cómo me portaré, pero desde luego tengo por seguro que gente maravillosa me espera. Pueden ser cantos de sirenas, melodias angelicales pero peligrosas; me da igual, nada me espera en el otro puerto, y cuando el horizonte eterno es el único camino posible, el mejor para ti, conviene poner "viento en popa a toda vela". Madrid, allí voy. (y dejo ya, que llevo prisa!, Graaaaaaaaaacias a tooooooodos!)